lunes, 18 de abril de 2011

Mil Demonios

Me enfrento a otro día con un cuerpo insensible, atormentado de sueños de demonios ya conocidos. Apenas recuerdo mi vida, pero si las acciones que en cada ocaso me persiguen y juegan con mis sentidos haciéndome creer lo indecible, y creíble lo inimaginable, pues a pesar de mi enmienda, mi pasado por el cual me encierran no es más llevadero que la incertidumbre del ala este.


El día siempre comienza con sollozos y entre los reos ya no soy capaz de juntarme, pues mis alaridos les hacen pensar qué soy un maldito, un loco,<< un brazos cruzados>>, que en cualquier momento puedo perder el sentido y arrebatarles la vida.


Y no andan desencaminados… no


Pero he de luchar con mi pasado, cada día, pues la locura, el sabor de barrica de aquel elixir viene a mi memoria volviéndome loco de angustia y pesares, lo noto bajar como fuego ardiendo, como el primer trago de anís que cogí del vaso de mi abuelo. Me vuelve loco, violento, y no por esa embriagadora sensación sino por el demonio que me anida en mí y lucha contra la decencia, lo correcto, el bien que me enseñaron mis padres… Alimentándose de mi odio más profundo de mi mismo, de mis agonías y de mis pesares, de mi soledad, se hace grande y fuerte, y sale del rincón más oscuro de mi alma, suprimiendo hasta el placer de respirar…


Y no es normal, que cada día pierda las fuerzas por los gritos y alaridos, pero en algún momento escuché “no podrás enfrentarte al mañana si no superas tu pasado” y en algún lado de mi cabeza contestó por mi “no podré afrontar el mañana sin el ron”


Amarga sensación…
Me arrebatan la tranquilidad
en mi interior mil demonios
conducidos por un testimonio
que me empieza a derrotar

Esta pesadilla me atormenta
y no me deja descansar
Odio que de mí se alimenta
causante de esta tempestad…

Yo me gané esta soledad,
con acciones deshonrosas
y ahora esa imagen borrosa
me atormenta sin piedad…

No podré enfrentarme al mañana
sin haber vencido al ayer
No podré estar en calma
con mi pasado sin resolver

Debería perdonarme a mí mismo
pero no sé cómo hacer
si con cada amanecer
doy un salto al abismo
y apenas queda red…

Creo que empiezo a enloquecer
por los fantasmas del pasado
y ahora me siento asustado
sabiendo lo que puedo llegar a ser

No soy más que un diablo
derrotado por el destino
sujeto por un hilo muy fino
y ya no creo en lo que hablo..

lunes, 4 de abril de 2011

Barrotes

Para esta actualización contamos con un nuevo aroma, fue el aroma que nos inspiró en esta historia, que será el comienzo de una larga saga. Barrotes.



No me han encerrado entre cuatro paredes desnudas y un jergón sucio, no, tan siquiera me han dejado un rincón donde la intimidad diaria encuentra un pobre consuelo agachado apoyando mi peso sobre el frío y siempre húmedo hormigón…


No, me han dado la posibilidad de redimir mis pecados en un lugar donde la introspección es lo único que me ha quedado. Revivir una y otra vez el pecado, el error que cometí producto del éxtaxis que me produjo el dulce ron, el fresco y ácido limón… sí… aún extraño al ron, aunque le he jurado venganza y no volver a probarlo, no fui yo cuando salía corriendo tras esos chicos, no fui yo cuando solté el primer puñetazo y cogí, no sé qué cogí, pero todavía noto en mi mano algo que no era mío y la sangre golpeándome la cara, lo juro, no volveré a tomar una bebida alcohólica , me vuelven otra persona… no… puedo explicarlo pero así fue…


Fue el ron.


Y me había negado a cualquier cosa que pasara aquí, cada día había un recuerdo que borrar, una persona que esquivar, y un compañero nuevo con el que intercambiar algunas palabrotas, insultos, o batallas de libertad, había hecho de mi vida en la cárcel una monotonía llevadera, vivía dentro de mí recordando y olvidando cada detalle según no sé qué leyes internas dictadas por mi cerebro, pero había conseguido vivir, en vez de morir por dentro… Ser consciente de qué habría de hacer, y qué tendría que evitar… un juego sencillo, libre de ron.


Pero por primera vez en años me llevan al Área Rosa, allí donde dicen que se puede ver a las mujeres de verdad, olvidar los postes de los cubiles de compañeros, y de verdad ver una mujer no con menos fallos que yo, y con un mismo destino inmediato compartido en escaso 30 metros…


Y lo increíble, no quise mirar, nunca quise aproximarme a esos barrotes que parecen aumentar la sensación de prisionero de una manera exponencial, al deseo que provoca el suave tacto de una mujer, el calor que emerge desde su sexo… el ver cómo se le eriza la piel… no, eso no me lo provocaría, eso lo evitaría. No quiero mirar, pero distraído, buscando algo que hacer por estúpido que fuese, miré.


Allí a lo lejos, una mujer atrapada en sí misma como yo, apartada de los barrotes miró… su mirada apagada y directa de ojos verdes y grandes, me contaba cuánto lamentaba sus desgracias, que poco tiempo ya la quedaba para morir, para que la luz se le apagase… que… el cielo fue engullido por un juez que injustamente la culpó…


Quisiera saber su historia, quisiera darle un abrazo… devolverle la luz a sus ojos, verla sonreir tras esos hermosos labios… hoy, sin temor a decirlo… quisiera encontrarla y olvidarla, sentirla y que no hubiese aparecido en el momento preciso que trataba de seguir mi vida como llevaba hasta ahora. Mi rutina, me ha destrozado mi rutina
*la firma aparece emborronada y tachada varias veces y parece haberse mojado*


Te diría tantas cosas... como por ejemplo te quiero. Te soñé como eres, te esperé y viniste a redimirme y a curarme de mi misma, con tu sangre lavaste mis heridas que del alma jamás cicatrizaron. Te llamo a aullidos rajando la noche, tronchando en dos todas tus estrellas que aún sobreviven a mis torpes manos, me engancho a ti desesperada, cegada de tu luz, de tu esencia, empapada de tu ser hasta que borracha de ti comienzo a soñarte una y otra vez de nuevo.


Peor prisión es mi recuerdo
que esta celda con sus barrotes.
Me atormenta, preferiría estar muerto…
mas no dejaré que el pasado me derrote…

Soy consciente de mi pecado
y me arrepiento de ello…
¿Fue por estar embriagado?
Sino… ¿Por qué le cogí del cuello?

Sé que fue el destino,
quién puso aquello en mi mano,
por eso me resigno…
Fue la fortuna quien me la ha jugado…

Hoy mi vida se resume
en luchas en duchas por autoridad,
sentir como la vida se consume,
desde el día que perdí la libertad…

Aquí todo es tan distinto…
vivir con miedo constante
pues en cualquier instante
te sacan un pincho…

Hoy soy más agresivo,
también mucho más sumiso.
Ya no sé ni qué digo…
Mi futuro es tan escurridizo…

Os confesaré una cosa,
jamás me sentí más preso,
que cuando llegué al Área Rosa…
cómo anhelé un solo beso….

Una mirada entre tantas,
una sonrisa enterrada
en un pasado cómo el mío.
Estos muros nos vuelven tan fríos…

Muero por saber su historia,
ahuyentar su pena,
sentir con ella un segundo de gloria
y olvidarme de esta maldita condena…